“Hay tres grupos de migrantes: los que vienen a estudiar, los que vienen a refugiarse de la violencia y los que llegan a buscar mejores oportunidades. Yo hago parte del segundo y del tercer grupo”. Segunda entrega de una serie de testimonios de colombianos exiliados en Europa.
Aunque lleva ocho años en el exilio, Elizabeth no se olvida de su país. Sueña con volver, tener su propia finca y envejecer allí. “Colombia es como el novio tóxico que uno quiere dejar pero no puede”. Esta es la primera entrega de una serie de testimonios de colombianos exiliados en Europa.
La Comisión de la Verdad está construyendo una red para escuchar y recoger los testimonios de los colombianos que salieron exiliados por razón del conflicto armado.
La excandidata vicepresidencial de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), Imelda Daza, advierte que la ola de violencia que se ha desatado en el país contra líderes sociales y defensores de derechos humanos es similar a la que se vivió durante el exterminio de la Unión Patriótica. Exige que se investiguen estos crímenes, que pare la revictimización por parte de políticos y funcionarios del Estado y que se garanticen las condiciones mínimas para hacer oposición en Colombia.
En el año 2000 Pacho y su familia tuvieron que huir de Colombia y exiliarse en Suiza por su militancia de izquierda. Hoy, cuando el país transita hacia el fin del conflicto con las guerrillas de las Farc y el Eln, están convencidos de que quieren regresar a trabajar por la paz. Por Natalia Maya Llano Ilustración: Laura Ospina Era 1970. Pacho* tenía 10 años y se batía en una dicotomía que todavía no alcanzaba a comprender. Su padre, “una combinación extraña, de origen conservador pero también masón”, le ordenaba distribuir afiches de la Anapo que invitaban a votar por Gustavo Rojas Pinilla a la presidencia, y sus hermanos mayores, influenciados por el camilismo y el abstencionismo, lo enviaban a pegar carteles de “No vote”. “A mi corta edad ya estaba involucrado en el movimiento social” –cuenta Pacho–. Desde sus tres años ayudó a cargar piedritas, participó de los convites en la autoconstrucción de los barrios La Francia y los Populares en Medellín, y fue “campanero” junto a otros niños de su edad, anunciando la llegada de los policías que siempre terminaba en una batalla. “Nos sentábamos en un morrito a jugar –recuerda con humor–, y extendíamos varios tarros llenos […]