El 20 de octubre, diez ciudades del país se movilizaron con el objetivo de contribuir a la construcción de la de paz y superar la polarización de la sociedad tras el resultado del plebiscito. En Medellín, cerca de cinco mil personas se unieron a la “Gran marcha Colombia Pacífica”. Estas son las voces de los ciudadanos que exigieron un “Acuerdo ya”.

Por Juan Camilo Castañeda Arboleda

Clara Restrepo es artista plástica y vive en el campo desde hace 30 años. Los últimos cinco en una vereda del municipio de San Vicente Ferrer, Oriente de Antioquia. El 20 de octubre se levantó a las 5 de la mañana, viajó durante una hora y media hasta Medellín, ciudad en la que nació. El objetivo principal de su visita a la capital antioqueña era participar en la “Gran marcha Colombia Pacífica” a la que convocaron organizaciones sociales, estudiantiles, políticas y de víctimas.

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“Vine a marchar porque la guerra es una máquina que devora la esperanza. Me siento unida a una fuerza colectiva que quiere es la paz”, dijo Clara.

A las 3:30 de la tarde, al Parque de los Deseos empezaron a llegar cientos de personas vestidas de blanco. Todas convocadas a la movilización, en la que participaron unos cinco mil ciudadanos.

Alexander Rúa, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, hizo parte del equipo que lideró la logística de la marcha. Su jornada inició a las 6 de la mañana. “Nuestra propuesta es muy clara: queremos ser incluyentes, que participe cualquier ciudadano, no importa que haya votado sí o que haya votado no en el plebiscito; no importa su ideología política. Lo que todos tenemos en común es que queremos que se resuelva pronto el proceso
de paz”.

Clara llegó con su amigo Rodrigo Pérez a la marcha. Él pertenece a la gran mayoría de colombianos que prefiere abstenerse en las votaciones; no obstante, es sensible a los temas políticos. Marchó para demostrar que se puede acabar con la polarización: “Los jóvenes son un ejemplo de resistencia en contra de quienes se benefician con la guerra. Queremos que la gente se desarme, hay que estimular y exaltar la lucha sin destruir al adversario”, aseguró Rodrigo.

La paz es de muchos colores
En la movilización, además de las banderas de Colombia, sobresalieron las de la comunidad LGBTI. En este grupo, vestido de negro, caminó Dagoberto Arango, un joven estudiante de sociología de la Universidad de Antioquia, integrante de la Marcha Patriótica “Me vestí de negro porque creo que la paz tiene muchos colores”, dijo.

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Más que para exigir la implementación del Acuerdo, Dagoberto marchó para pedir un diálogo político, la única salida posible que le ve a la guerra. “Los sectores sociales LGTBI y las mujeres estamos aquí porque el conflicto armado nos ha golpeado”.

Para este joven, que vive en el barrio Aranjuez, el Acuerdo de paz firmado en La Habana no es perfecto; sin embargo, “aborda algunas asuntos que el Estado ha descuidado históricamente. Simplemente reconoce la condición de marginalidad de las mujeres y de los sectores sociales LGBTI”.

“Antioquia no es Uribe”
Gisela Atehortua es profesora en un colegio de la vereda Piedras Blancas del municipio de Guarne. Llegó a Medellín temprano, aprovechó para visitar a un amigo en un hospital y, luego de almorzar, llegó al Parque de los Deseos: “A mí me motiva trabajar por la reconciliación. No pertenezco a ningún grupo, simplemente soy una ciudadana que se dio cuenta de la marcha a través de las redes sociales. Vine porque estamos en un momento histórico en Colombia y todos tenemos que trabajar por la paz que es un bien común”.

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Cuando hay elecciones, a Gisela siempre le toca oficiar de jurado en la escuela en la que trabaja. La experiencia siempre le ha indicado que en la vereda Piedras Blancas, lugar que considera muy tranquilo, el resultado de las votaciones refleja la polarización y la desinformación de la comunidad. “El día del plebiscito fue muy triste. El 90% de los votos fueron por el no. Votaron muchas personas jóvenes de la vereda. Pero ver tanta gente en las calles, aportando para cerrar este capítulo de la historia, le devuelve a uno la esperanza”, agregó Gisela.

Carlos Atehortua, su amigo, la escuchó con atención. Dijo que se sintió muy avergonzado con el resultado del plebiscito en Antioquia; sin embargo, las últimas movilizaciones lo han hecho “sentir orgulloso de ser antioqueño, y de saber que un exgobernante no nos representa a todos”.

El acuerdo es un paso hacia la paz
Durante la marcha, que empezó su recorrido por la carrera Carabobo a las 4:30 de la tarde, la gente gritaba y alzaba carteles con mensajes alusivos a la paz. “Ni de uno ni de otro, la paz es de nosotros”, “porque el pueblo lo merece, el acuerdo prevalece”, fueron algunos de los lemas que acompañaron el recorrido.

Luz Nelly Osorno, vicepresidenta del Instituto Popular de Capacitación (IPC), se unió a este clamor por la paz en compañía de un grupo de profesionales de esa organización: “Estoy aquí porque creo que este país merece vivir en paz. Es más fácil darnos la pelea en escenarios políticos y no con armas. El acuerdo no es perfecto, pero considero que debemos apoyar lo que se pactó en La Habana”.

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Según Luz Nelly, la paz no se logra automáticamente con la firma de un acuerdo, considera que es necesaria la participación de sujetos políticos que exijan sus derechos “La paz se construye con acciones cotidianas de resistencia”, dijo Nelly.

La movilización continuó su camino hasta llegar a la Plaza de las Luces. Desde las ventanas de algunos edificios, ondearon banderas de Colombia. Unos cuantos conductores hicieron sonar sus pitos al paso de la multitud vestida de blanco que una vez más le exigió a la clase política un “Acuerdo Ya”.