La organización Voces Unidas Exigiendo Justicia, del Eje Cafetero, integrada por familias víctimas de casos de ejecuciones extrajudiciales, conocidos como falsos positivos, en el ejercicio de reclamar sus derechos y su lucha por la verdad y la justicia, usan la escritura de crónicas como forma de hacer memoria, visibilizar su historia y exigir una respuesta por parte del Estado colombiano.

Por Elizabeth Otálvaro
Fotografías: cortesía, archivo del Centro de Estudios sobre Conflicto, Violencia y Convivencia

El “deber de la memoria” lo asumió el Estado de manera legal una vez así lo dispuso la Ley 1448, Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, esta tarea la lleva a cabo en cabeza del Centro Nacional de Memoria Histórica; por otro lado, frente a la emergencia de la memoria, es evidente el actual interés sobre los asuntos de la memoria por parte de los medios de comunicación, las organizaciones de víctimas y civiles y la academia, de manera que el debate sobre qué tanta dosis de olvido o qué tanto se está dispuesto a recordar, en el nuevo escenario de país que dejó el Acuerdo de Paz de La Habana, es frecuente en diversos espacios y responde a múltiples intereses.

En el caso de las víctimas de ejecuciones extrajudiciales del Eje Cafetero, agrupadas desde el 2013 como Voces Unidas Exigiendo Justicia y acompañadas en su proceso jurídico y organizativo por la Universidad de Caldas, a través del Centro de Estudios sobre Conflicto, Violencia y Convivencia (CEDAT), la apuesta es por la memoria y por la visibilidad de sus historias en los medios de comunicación; es decir, por la construcción y publicación de su propio relato, ya que por parte de las instancias judiciales el silencio y el rechazo han sido las respuestas.

Durante lo corrido del año, las cinco familias que integran la organización y las cuales pertenecen a los departamentos de Risaralda y Caldas, han estado acompañadas por el CEDAT y por el periódico alternativo Periferia, en la construcción de sus propios relatos de memoria frente al hecho victimizante que irrumpió en sus familias y que hoy, en ninguno de los casos, presenta un veredicto judicial.

Alejandra Caballero ha liderado este proceso desde su práctica profesional como trabajadora social y en el marco del proyecto Germinando memoria, restaurando justicias. Propiciando escenarios de dignidad a través de la verdad para reparar el daño en víctimas de crímenes de Estado, inscrito en el CEDAT. Para ella el valor de la memoria se pone al nivel de los esfuerzos por esclarecer los casos en instancias judiciales: “La falta de avances que tiene este tipo de procesos, por la negligencia del sistema, implica realizar diversas acciones desde un sentido simbólico con implicaciones sociales que contribuyan en la reivindicación de sus derechos”, dice.

Dignificar la memoria de los que ya no están y resaltar la lucha y la resistencia de sus familias para conseguir la reivindicación de sus derechos, acabar con la impunidad y el olvido que caracteriza este tipo de victimización, es el gran objetivo que persigue cualquier esfuerzo de Voces Unidas Exigiendo Justicia, así lo manifiestan tanto Caballero como Luz Mary Osorio, representante de la organización. Ella llegó hace 22 años al Eje Cafetero, proveniente de Dabeiba, Antioquia. Dice que, desde Manizales, donde está radicada actualmente, está haciendo y diciendo lo que no puedo en su tierra natal: el Urabá antioqueño. Para Luz Mary este es el momento de no callar y valora hacerlo de manera colectiva; en sus palabras “a partir de estar juntos se nos ha permitido denunciar públicamente, porque hemos estado en cadenas radiales, hemos salido en artículos de periódico, nos hemos dado a conocer, para que en el país se sepa que en el Eje Cafetero también se cometieron ejecuciones extrajudiciales”.

voces unidasIntegrantes de la organización Voces Unidas Exigiendo Justicia, con los retratos que el artista David Henao hizo de sus familiares víctimas de ejecuciones extrajudiciales.

Una de las principales actividades de la organización estuvo a cargo del abogado Rudiguer Arango Atehortúa. Él se encargó de que estas familias tuvieran los elementos básicos para discutir el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición que se propone la Justicia Especial para la Paz (JEP), los cuales enmarcan el trabajo de memoria de la organización en lo funcional que pueda ser al proceso de justicia transicional por venir.

Sin lugar a dudas, los acuerdos entre las Farc y el Gobierno han puesto en la agenda del país el tema de las víctimas y sus memorias, esto, entre otras cosas, ha permitido el fortalecimiento de organizaciones como Voces Unidas Exigiendo Justicia; en ese mismo sentido, los esfuerzos por la construcción de relatos de memoria sobre el conflicto armado exigen compromiso con la verdad, pues cabe recordar que en el marco de la JEP se contempla la creación de una Comisión para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición, la cual tiene como principal objetivo contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido y ofrecer una explicación amplia de la complejidad del conflicto armado y, a su vez, aspira contar de manera pluralista con las víctimas, a lo largo de todo el territorio colombiano.

Pero en medio de esto, construir su propio relato es la prioridad. Alejandra Caballero, quien ha estado muy cercana a estas familias, asegura que su confianza en el Estado es muy frágil, “ellos ven al Estado como un asesino y vulnerador de derechos, se ha perdido totalmente la credibilidad en la institucionalidad estatal”, dice. Aun así el escenario actual los llena de esperanza, pues ven en su intención por visibilizar sus historias a través de las crónicas una forma de buscar el reconocimiento estatal, entendiendo la narrativa verbal o escrita como una alternativa para contribuir al proceso de una justicia restaurativa.

Las crónicas que pretenden salir pronto a la luz, inicialmente con el respaldo del periódico alternativo Periferia, son 5 de los 2.653 casos de ejecuciones extrajudiciales, investigados por homicidio y reportados para el 2015 por la Dirección de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario de la Fiscalía, esto según el informe anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de 2016, las cifras oficiales más actualizadas; pero los casos de estas familias del Eje Cafetero no hacen parte de los 167 procesos cerrados, por eso, y por ahora, escribir es la estrategia más eficaz que encuentran. “Contar su verdad es una forma de hacer justicia, de limpiar el nombre de sus seres queridos, de dignificar su memoria”, señala Alejandra Caballero.