La Tintera abre sus páginas para narrar las historias que ocurren en la Comuna 3. Las crónicas, investigaciones, cuentos, biografías y relatos que se publican en la revista son protagonizadas y escritas por los mismos habitantes de este sector de Medellín.

Por Juan Camilo Castañeda
Fotografías: Revista La Tintera

El regreso de Luis Ángel García y Óscar Cárdenas, dos desplazados por la violencia, a Turbo y Dabeiba, sus municipios de origen; el testimonio de Bertilda, Nena y Socorro, quienes cuentan la historia del barrio María Cano Carambolas; y los retratos de Leticia Machado y Marcos Vélez, líder asesinado en 1995, son algunos de los relatos que encontrará el lector en La Tintera, una revista hecha por habitantes de la Comuna 3 Manrique para comunicar lo que pasa en este sector de la ciudad.

La Tintera apuesta por un periodismo comunitario e investigativo, que pretende poner en la esfera pública las voces, historias y memorias que se mueven en la Comuna 3 de Medellín, donde viven 160 mil personas.

“Queremos mostrar las voces y la memoria desde abajo”, asegura Claudia Rengifo, integrante del equipo de trabajo de La Tintera y del colectivo de memoria histórica Raíces. Se refiere a que los habitantes de la Zona Nororiental de Medellín, especialmente de Manrique, son los escritores y protagonistas de las historias que se publican en la revista, como Conrado Llamas que en la primera edición publicó una serie de poemas. Pero, en un sentido geográfico, los textos hablan de aquellos que viven en la parte más alta de la montaña, en la Medellín periférica y olvidada , donde sectores como La Honda, que se pobló masivamente en 1998, no han sido reconocidos legalmente por las instituciones locales.

La Tintera_fotoEl equipo de trabajo de La Tintera reunido en el barrio La Honda de la Comuna 3.

Para Claudia Rengifo, La Tintera es el único medio que tiene la comunidad para presentar la memoria de la Comuna 3, un sector que ha sufrido múltiples violencias y que ha recibido, según la Unidad de Víctimas y ASOLAVIDI (Asociación Comité de Participación de la Población Desplazada Ladera, Vida y Dignidad) a por lo menos 3.570 familias que se desplazaron por la guerra . “No vamos a hablar solo del conflicto porque no queremos que sea una revista roja donde se cuenten muertos, también vamos a hablar desde la esperanza y la resistencia civil. Además, proponemos un dialogo y una narrativa más universal, cuidando en cada número que se dialogue con la ciudad, la región, el país”, explica Claudia.

Uno de los escritores de la primera edición es Eberhar Cano. Su texto es una semblanza sobre la escritora y líder obrera María Cano, cuyo nombre es epónimo de uno de los barrios de la Comuna. Para él, La Tintera tiene una estética llamativa, un contenido amplio y buen desarrollo de los temas; sin embargo, considera que es necesario mejorar la diagramación y la imagen.

Para Eberhar la publicación es producto de un trabajo colectivo, que le da cabida a las voces propias de los quince barrios de la Comuna 3: “La Tintera es un ejercicio comunicativo que permite visibilizar y nombrar lo que es muy propio de nuestros sectores populares. Creo que es un paso para seguir fortaleciendo los procesos sociales y comunitarios que allí se desarrollan y la identidad de cada uno de nosotros”, asegura.

El legado de un sueño frustrado
Han pasado tres años desde que Tinta Tres dejó de circular. Sin embargo, sus lectores todavía preguntan cuándo saldrá la próxima edición. Este periódico comunitario de la Comuna 3 Manrique, que publicó 24 ediciones entre 2011 y 2014, era escrito y dirigido por jóvenes colaboradores y habitantes del sector.

Según Óscar Cárdenas Avendaño, quien hizo parte del equipo de trabajo de este medio, el periódico se acabó porque sus recursos dependían de Presupuesto Participativo, política de la Alcaldía de Medellín que busca democratizar decisiones sobre el presupuesto público. Un apoyo que Tinta Tres dejó de recibir por conflictos políticos y económicos entre algunos líderes de la Comuna 3 y quienes dirigían la publicación.

Tinta Tres apostó por un periodismo comunitario e investigativo. “Más que un periódico de notas ligeras –comenta Óscar–, Tinta Tres se dedicó a mostrar los rostros de la gente, lo que pasaba culturalmente, los debates políticos, la historia de esta comuna; tenía literatura, tenía la identidad del territorio”.

Con la desaparición del periódico, la Comuna 3 se quedó sin la posibilidad de leerse, de conocer sus historias. Por eso, desde 2015 varios líderes empezaron a trabajar en otra publicación: “Quisimos retomar la línea de Tinta Tres, pero teníamos claro de que no podía ser un periódico porque requiere mucho dinero, equipo humano y técnico y eso desfasaba la idea, entonces empezamos a pensar en la revista”, explica Óscar Cárdenas.

La financiación es uno de los retos que tiene La Tintera, por eso, Óscar asegura que, por ahora, publicarán dos ediciones al año. Para la impresión de los 560 ejemplares de la primera edición obtuvieron recursos de la Corporación Con-Vivamos y de una convocatoria de Presupuesto Participativo que apoyó con tres millones de pesos el proyecto “Fortalecimiento de la investigación juvenil mediante estrategias de apropiación del territorio para el reconocimiento de espacios de encuentro”, presentado por Lilit Lobos y Claudia Rengifo.

La Tintera 1Davison Zapata, habitante del barrio La Honda, lee la primera edición de La Tintera. Los 560 ejemplares de la revista fueron distribuidos en los barrios de la Comuna 3, en organizaciones sociales, bibliotecas y universidades.

Para Óscar Cárdenas el objetivo de La Tintera es ser un medio independiente, que encuentre recursos a través de la suscripción de lectores, de la gestión con organizaciones no gubernamentales que están presentes en la Comuna 3, como el caso de Con-Vivamos y con cooperantes del exterior.

Otra de las instituciones que aportó en la edición del primer número fue la Universidad de Antioquia, a través de sus proyectos de Extensión , una misión universitaria que pretende que el conocimiento esté al servicio de la sociedad. Con esa alianza Claudia Rengifo y Óscar Cárdenas, sociólogos egresados de esta universidad, han puesto en diálogo los saberes de los habitantes de la Comuna 3 con los de la academia.

La Tintera, entonces, es el resultado de procesos que líderes comunitarios han desarrollado desde 2012 y que se han materializado en el colectivo Raíces, la Asociación Mujeres Mandala, la Corporación Greca, la Corporación Víctimas Sobrevivientes de Urabá y Gestores de paz, organizaciones que se articulan en la Casa de Encuentros Luis Ángel García Bustamante. “Nosotros hemos potenciado la idea de investigadores comunitarios, donde las personas no aparecen como el objeto de investigación sino como otros sujetos que construyen conocimiento y contenidos”, explica Claudia Rengifo.

Como Tinta Tres, la revista La Tintera propone un periodismo que posibilita a los habitantes de la Comuna 3 Manrique contar sus historias y publicarlas. “Se trata de sacar las tristezas y los dolores, pero también las alegrías que vivo. Es mostrar lo que pienso sobre el territorio en el que habito”, dice Óscar. Por ello, la revista también requiere de procesos de aprendizaje en los que las personas sepan cómo comunicar sus ideas y cómo hacer reportería.
La Tintera 2
Al tiempo, las páginas de la revista están abiertas para que los académicos que trabajan en la comuna publiquen artículos en un lenguaje cercano y devuelvan sus conocimientos a los habitantes. “No deben existir límites entre lo técnico y lo comunitario, se trata de generar un diálogo de saberes entre las universidades y las comunidades”, explica Óscar.

Las historias que se habían silenciado con el cierre de Tinta Tres, encuentran en La Tintera un nuevo espacio. En una revista que abre sus páginas desde la Comuna 3 para hacer un aporte a la memoria de Medellín, para que las voces de las personas que hablan desde la periferia se escuchen en toda la ciudad.

Compartimos una de las historias publicadas en la primera edición de La Tintera. “La ruta de la vida” cuenta el regreso de Luis Ángel García y Óscar Cárdenas, dos desplazados por la violencia, a Turbo y Dabeiba, sus municipios de origen.