Las negociaciones entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y el Ejército de Liberación Nacional comenzarán cuando esta guerrilla libere al excongresista Odín Sánchez. En la mesa que se instalará en Quito discutirán una agenda de 6 puntos. Este es el tercer intento en 26 años en el que el Eln y el Estado colombiano intentan darle una salida política al conflicto armado. En esta entrevista Víctor Currea-Lugo, investigador de la Universidad Nacional, analiza los puntos centrales de los diálogos.

Por Juan Camilo Castañeda Arboleda
Fotografía: kavilando.org

La paz en Colombia no será posible si el Eln continúa con su lucha armada. El inicio de la fase pública de las negociaciones entre esta guerrilla, la segunda más antigua de Colombia, y el Gobierno generan expectativa en gran parte de la sociedad colombiana, pues el primero de los seis puntos de la agenda de negociación se centrará en la participación de la sociedad en la construcción de la paz.

Democracia para la paz, transformaciones para la paz, víctimas, fin del conflicto e implementación de lo acordado serán los otros cinco puntos que discutirán las delegaciones para alcanzar un acuerdo que ponga fin a la confrontación que se ha librado durante los últimos 50 años.



Los negociadores

El Gobierno y las Farc ya anunciaron sus delegados en la mesa. Juan Camilo Restrepo, exministro de agricultura y de hacienda, será el jefe negociador del Gobierno. A su lado estarán la ex directora de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) Luz Helena Sarmiento; el exdirector de Pronantioquia, Juan Sebastián Betancur; Juan Mayr, ministro de medio ambiente en el gobierno de Andrés Pastrana; Alberto Fergusson, médico psiquiatra de la Universidad del Rosario; y el general (r) Eduardo Herrera Berbel.

Por su parte, el Eln designó a Israel Ramírez Pineda, alias ‘Pablo Beltrán’, como jefe de su delegación. Entre los delegados también se encuentra Manuel Gustavo Martínez, Aureliano Carbonel, Bernardo Téllez y otros 14 integrantes de esta guerrilla.



Los acercamientos entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y el Eln empezaron a finales del 2012, un par de meses después de instalada la mesa de negociaciones con las Farc en La Habana. En estos cuatro años Frank Pearl, quien fue autorizado por el gobierno como facilitador, se reunió con comandantes del Eln en lo que denominaron la fase exploratoria.

En esos cuatro años se presentaron contratiempos porque el Eln secuestró a varios ciudadanos y militares. Ante estos hechos, el Gobierno condicionó los diálogos a su liberación. La intervención de la iglesia ha sido fundamental para que el proceso con esta guerrilla no sea una ilusión; su mediación ha permitido la liberación del cabo Jair Villar, quien recuperó su libertad el 20 de marzo del 2016, y la de Odín Sánchez que, según el Eln, se dará antes de iniciar la fase pública de negociación.

Víctor de Currea-Lugo es uno de los académicos colombianos que más ha estudiado al Eln. Este periodista y profesor de la Universidad Nacional editó los libros de ensayos “Negociación Gobierno – ELN: y sin embargo, se mueve”, “Poder y guerrillas en América Latina” y “¿Por qué negociar con el ELN?”. Hacemos Memoria conversó con él para conocer su análisis sobre la fase pública de la negociación entre el Gobierno y el Eln.

¿Cómo se logra instalar esta mesa de diálogo entre el Gobierno y el Eln?

Esta no es una negociación que sale de la nada, tiene un proceso que lleva 25 años. Durante este tiempo, el Eln ha hecho diferentes propuestas de paz al Gobierno que finalmente se concretan gracias al acercamiento de los últimos meses. Además, estos diálogos se dan porque las partes han acordado una agenda política y, citando al comandante del Eln, Pablo Beltrán, porque hay un proceso de maduración política de parte del Gobierno, de esta guerrilla y de la sociedad misma que permite que se abra el proceso.

¿Cuáles son las principales razones por las que los procesos anteriores con el Eln fracasaron?

Los otros procesos fracasaron porque buscaban que el Eln se rindiera o renunciara a sus armas. Esto generó una serie de conflictos que solo hasta ahora se podrán resolver en este nuevo proceso de paz. Este diálogo será posible precisamente porque el Gobierno aceptó abordar otros temas en la mesa, no solo se hablará de la entrega de armas.

¿Cuál es la diferencia que hay entre el proceso de paz con las Farc y el que se instalará en Quito con el Eln?

Es importante aclarar que es un proceso diferente al de las Farc. Sería completamente inadecuado decir que un proceso de paz es mejor que el otro. Pero lo que sí hay que mencionar es que el Eln plantea un énfasis en la participación de la sociedad, mientras que para las Farc el tema más importante es la tierra.

¿Con qué acciones y con qué gestos se puede lograr mayor legitimidad de este proceso?

Creo que este proceso tiene una legitimidad histórica que se ha venido construyendo. Después de la derrota del sí en el plebiscito por la paz, se dispararon los movimientos sociales, las marchas y campamentos que buscan la participación de la sociedad civil. La gente quiere participar y hay que escucharla. Entonces, es necesario aprovechar este momento político para precisar algunos elementos de los acuerdos de La Habana, sobre todo si tiene en cuenta la amplia participación social y la apertura de la mesa con el Eln. Este panorama nos permite ser optimistas en relación con el proceso de paz que se instala en Quito.

¿Qué tan importante será el tema de las víctimas en la negociación?

Como periodista, les he preguntado a los comandantes de Eln sobre este tema, y Pablo Beltrán suele decir: “verdad toda, pero verdad todos”; es decir, ellos quieren avanzar en el conocimiento y reconocimiento de la verdad. Creo que eso es fundamental para las víctimas y eso hace que sea uno los ejes fundamentales de la negociación con el Eln. Es la posibilidad de que esta guerrilla ponga sobre la mesa su responsabilidad. Ya miraremos el debate sobre el castigo a los responsables, pero hay un debate que es muy interesante y tiene que ver con el respeto a las víctimas. Ese respeto se tiene que expresar de una manera concreta y a la vez se tiene que dar a través del acceso a la verdad.

¿De qué depende el éxito de la negociación?

El éxito tiene mucho que ver con que el Gobierno esté dispuesto a cumplir. Espero que sea así: que se cumplan y se respeten las reglas de juego, eso nos conducirá a un acuerdo.