Como un pendiente ineludible, Víctor Gaviria y Juan Sebastián Mesa se encontraron para poner a conversar a Rodrigo D. No Futuro y a Los Nadie

A estas películas las separan 28 años, pero las une el punk, la juventud y Medellín que es protagonista y tan importante en los relatos cinematográficos como cualquiera de los “pistolocos”, punkeros y metaleros de los años 80 narrados por la primera o los malabaristas y punkeros de la actualidad que la segunda pone en escena.

Las conexiones saltan a la vista de cualquier desprevenido, pero hay unas distancias claras que merecen ser reconocidas para entender la aparición de Los Nadie a pesar de que a Medellín Gaviria ya la había retratado desde la desazón de la violencia y la música como su contrarelato. Para el director de Rodrigo D. No Futuro la diferencia de su película con la dirigida por Mesa y producida por Monociclo Cine es clara: “es que los metaleros y los punkeros de Rodrigo D. no tenían a dónde ir, estaban como clavados en sus barrios, mientras para estos pelados de Los Nadie la ciudad tiene como puertas, la ciudad es porosa”, dice.

Ambas películas son documentos de la memoria de Medellín y a través de ellas es posible descubrir no solo la transformación de la ciudad –incluso de su violencia– sino también la de la rebeldía de la juventud, que pasa del “No futuro” y la desesperanza al deseo de viajar como alternativa a la marginalidad; al menos así quedó claro después del encuentro propiciado por el proyecto Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia y la DW Akademie en compañía de la Maestría de Cine Documental de la Universidad Pontificia Bolivariana, donde dos generaciones se encontraron para insistir en que esta ciudad y las complejidades que se inscrustran en sus laderas merecen largas horas de rodaje y salas llenas de espectadores.