Eduardo Leal es un fotógrafo documental portugués que ha dedicado gran parte de su carrera profesional a registrar los conflictos sociales, ambientales y de género en Latinoamérica y el Caribe. “Víctimas y héroes” es el título de su último trabajo de reporterismo gráfico en el que retrata a los colombianos que participarán en los próximos Juegos Paralímpicos.

Por Elizabeth Otálvaro Vélez
Fotografías: Eduardo Leal

El 29 de julio de 1948, mientras se inauguraba la decimocuarta versión de los Juegos Olímpicos en Londres, un pequeño pueblo cerca de la capital inglesa se preparaba para vivir una justa deportiva inédita. Stoke Mandeville servía de escenario a la competición de tiro con arco en la que participaron catorce hombres y dos mujeres, todos veteranos de guerra, quienes disputaron el título de campeón sentados en las sillas de ruedas a las que estaban condenados tras la II Guerra Mundial.

Tal iniciativa surgió de Ludwig Guttmann, un neurólogo británico, deportista de la fraternidad universitaria judía y un convencido de la capacidad terapéutica del deporte para superar los traumas que, en este caso, resultaron de la gran guerra de mitad del siglo XX. Esta actividad deportiva se convirtió en el antecedente de los Juegos Paralímpicos, certamen que en 1960 compartió por primera vez la sede con los Juegos Olímpicos; Roma presenció, entonces, la primera versión oficial de esta olimpiada, después de que por varios años Stoke Mandeville se hubiera convertido en un referente para los deportistas con discapacidades físicas.

13730667_10153841048622239_1400798947_oLa historia aquí contada la sabe muy bien el fotógrafo documental Eduardo Leal. Un portugués actualmente radicado en Medellín que ha dedicado gran parte de su carrera profesional a registrar los conflictos sociales, ambientales y de género en Latinoamérica y el Caribe. Por su lente han pasado, entre otras, las figuras de quienes perdieron su casa a causa del mundial de fútbol en Brasil, de aquellos que padecen la pugna social y política en Venezuela, de las mujeres que luchan por sus derechos en Bolivia y de las víctimas del conflicto armado colombiano que se resisten a las huellas de la guerra a través del deporte de alto rendimiento.

“Víctimas y héroes” es el título de su último trabajo de reporterismo gráfico. Para Leal, los ocho colombianos, a los cuales hizo seguimiento durante cinco meses, son precisamente víctimas y héroes: “hasta para mí son un ejemplo”, dice con convicción. Junto a Maritza Arango, Fabio Torres, Moisés Fuentes, Edwin Matiz, Jonathan Flórez, Germán Gómez, Joe González y Oscar Ríos este fotógrafo construyó una memoria ejemplar de las consecuencias que ha traído el conflicto armado colombiano en los cuerpos y las mentes de guerreros y víctimas, poniendo el foco en la forma en la que el hecho victimizante posibilitó el encuentro con diferentes disciplinas deportivas, convirtiendo cada historia de vida en un relato de superación y resistencia, el cual tiene, hoy, a cinco de sus personajes soñando con la posibilidad de un título mundial en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, evento a celebrase entre el 7 y el 18 de septiembre del año en curso.

Fue la casualidad la que enfrentó a Leal a la resiliencia de estos colombianos, cuya disciplina poco o nada difiere de la de un deportista que compite sin discapacidad física. En el plan del fotoreportero, a su llegada a Colombia, estaba la búsqueda de historias de desplazados, tema del que se habla con frecuencia en los medios europeos y norteamericanos para los cuales ha trabajado –entre ellos Washington Post, CNN, The Guardian, Dagens Nyheter, Svenska Dagbladet–, pero no precisamente por las particularidades latinoamericanas sino por las magnitudes de la problemática en el medio oriente, mucho más próximas a la mayoría de ellos y, al parecer, mucho más mediáticas. Según los datos del Observatorio sobre el Desplazamiento Interno del Consejo Noruego para Refugiados, Siria y Colombia encabezan la lista de países con mayor número de desplazados internos; el país sudamericano registraba, al 2014, un total de 6,04 millones de desplazados, número que sin duda representa interés editorial y dota de pertinencia periodística a los productos fotográficos que de allí pudieran derivarse.

Eduardo Leal
Sin embargo, Eduardo Leal encontró una relación más seductora que las cifras ya explotadas por los medios y organizaciones internacionales. En medio de su investigación se topó con el testimonio de una víctima del conflicto armado convertida en un deportista paralímpico. “¡¿Víctima y atleta?!”, se preguntó con sorpresa. Tal extrañeza fue la epifanía y también la motivación que mantuvo en el trabajo periodístico, del cual resultó una serie de 32 fotografías donde explora el rostro cansado de los deportistas, la rutina de entrenamiento, las particularidades del deporte que eligieron y, sobre todo, la forma en la que superaron su victimización a través de la disciplina y la esperanza de portar una medalla en la próxima competencia mundial.

Dice Leal: “Quiero que la gente lo mire y diga, ‘mira, este tío está haciendo velitas’. Yo no hago velitas así, ni con las dos piernas ni con una persona ayudándome”, mientras tanto señala la fotografía en la que se ve a Moisés Fuentes saliendo de la piscina con los músculos de sus brazos marcados por la fuerza que imprime. Él no tiene la pierna derecha y la izquierda quedó sin movimiento después de que sufrió un atentado por parte de los paramilitares que operaban en Santa Marta, quienes, además y en esa misma ocasión, asesinaron a su hermano. Moisés es nadador y va a Río 2016, esta vez con el anhelo de no escapar del oro, pues ya en los Juegos Paralímpicos de Londres consiguió la medalla de plata en los 100 metros y en el 2008, en Beijing, estuvo en el pódium para recibir la de bronce.

El relato de vida Moisés es apenas es una de las ocho historias que narra Eduardo Leal, un fotógrafo con buen humor y, en especial, con la mirada precisa para poner en imágenes las historias silenciosas de las que poco se habla en medio de la guerra, aquellas que trascienden el dolor cuando aún, a nivel nacional, se debate si se cesa o no la confrontación.

En su serie fotográfica pueden apreciarse los cuerpos atléticos de víctimas de minas antipersona, de víctimas de ataques a manos de grupos paramilitares, de víctimas del desplazamiento que propiciaron las guerrillas y demás grupos armados y de víctimas del narcotráfico; sin discriminar actores o victimarios, el reportero se concentró en la fuerza de voluntad de los que decidieron encarar su tragedia con la dedicación exigida por el atletismo, el levantamiento de pesas, la natación, el ciclismo, el voleibol, el tiro con arco, el lanzamiento de bala y el baloncesto.

“Como periodista fue una historia increíble, pero como persona mucho más”, Leal resume así, en un esfuerzo por responder con contundencia y en español, a la pregunta por cómo fue la experiencia que le dio sentido a su estadía en Colombia, no sin antes recordar una frase de Edwin Matiz –la cuota de ciclismo de su historia–: “Tienes que tener dolor para llegar a ser un atleta muy grande”; tal vez hay que ver el dolor para ser un reportero grande y tal vez, para ser uno muy grande, hay que encontrar una ilusión en el dolor.

Para conocer el trabajo titulado «Víctimas y Héroes» visite el sitio web de Eduardo Leal aquí.